En la madrugada de este lunes, mientras muchos dormían, Stalin Zavala se ponía en marcha. No por rutina, ni por deber, sino por pasión. Por convicción. Asistente técnico de la Selección Nacional de Futsal Femenino de Honduras, Zavala emprendía un viaje relámpago desde su hogar en Honduras hacia Ciudad de Guatemala, con un solo objetivo en mente: ser parte de una página gloriosa en la historia del futsal femenino hondureño.
